DEPORTES - Obreros ya tiene sus tres mosqueteros




El domingo en horas de la tarde en la capital provincial de la tradición, se jugo la copa Ciudad de Corzuela, entre Obreros y unión y fuerza, el primer súper clásico después de casi 20 años.
En este súper clásico una vez más aparecieron los tres mosqueteros del Dr. Fabricio Ramírez, Pablo Aguirre, Rolando Benito y Diego Almaraz, tres hombres diferentes, forma de juego diferente, pero con un solo objetivo, el triunfo…
Si analizamos a cada uno de estos jugadores de Obreros, podremos ver tres características diferentes de juego.
Pablo Aguirre: El dulcero como lo llaman, un jugador con características únicas en este equipo, encarador, fuerza, y hambre de gol, juega por la derecha, un delantero más, pero siempre sin mirar al rival, solo encarando al arco y el único objetivo de clavarla sobre la red del arco contrario, así lo demostró este domingo cuando la hinchada de obreros lo coreaba, ingreso y puso un derechazo al ángulo derecho de Rodrigo Bravo quien nunca llego y así pudo gritar un nuevo gol para su conquista personal.
Rolando Benito: El profe, roly, así lo llaman su amigos, un delantero de área grande, que tiene una pegada única, con varios goles a su favor, es el jugador insignia de Obreros, lo mostró este fin de semana cuando con mucha tranquilidad definió un clásico con un gol al estilo del Profe, definición magistral, mano a mano con el arquero, un jugador que recibe, mira y define
Diego Almaraz: Se lo podría definir como la experiencia en el fútbol, con varios campeonatos en sus espaldas, jugo varios torneos del interior, un cinco que prefiere jugar de frente al arco, por él pasa cada juego de Obreros, como dijimos la experiencia echa fútbol, tranquilidad, toque y magia para jugar, a veces una pizca de agresividad, pero con toques magistrales para darle la tranquilidad a un equipo que aspira a conquistar un nuevo campeonato.
El Diego como lo llaman sus conocidos, mostró en el clásico del ultimo domingo porque lo definimos como la experiencia echa fútbol, ya que con tranquilidad y toques, llego hasta el arco del tricolor, y estampo su sello y la pelota en la red del arco contrario y cerro un marcador para definir un clásico como nunca antes se vio en Corzuela.
Tres jugadores, características diferentes, pero un solo objetivo, el gol. 

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